lunes, 22 de noviembre de 2010
La mente
Un científico de Arizona quería probar una teoría. Necesitaba un voluntario que llegase a las últimas consecuencias.
Lo consiguió en una penitenciaría. Era un condenado a muerte que sería ejecutado en el estado de Missouri, donde existe la pena de muerte ejecutada en la silla eléctrica.
Propuso lo siguiente:
El voluntario participaría en n experimento científico en el cual sería hecho un pequeño corte en el pulso, lo suficiente para gotear sangre. Él tenía la posibilidad de sobrevivir, en caso contrario, fallecería sin sufrimiento ni dolor.
El condenado aceptó, pues era preferible eso a morirse en la silla eléctrica, además tenía una posibilidad de sobrevivir.
El condenado fue colocado en una cama alta de hospital y amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse.
Hicieron un pequeño corte en su pulso. Abajo fue colocada una pequeña vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija.
El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria ni vena, pero fue lo suficiente para que él sintiera que su pulso fue cortado.
Mientras tanto el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo. Con el paso del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido.
Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió sin ni siquiera perder una gota de sangre.
El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra todo lo que le es enviado y aceptado por el individuo, sea positivo o negativo, y que tal acción envuelve a todo el organismo sea la parte orgánica o psíquica.
Esta historia es una alerta para que filtremos lo que nos envía nuestra mente, pues ella no distingue lo real de lo fantástico, lo cierto de lo equivocado, simplemente graba y cumple lo que le es enviado.
"Quien piensa en fracasar ya fracasó antes de intentar”
"Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante!
"He sido afortunado, nada en la vida me ha sido fácil” Sigmund Freud)
Lo consiguió en una penitenciaría. Era un condenado a muerte que sería ejecutado en el estado de Missouri, donde existe la pena de muerte ejecutada en la silla eléctrica.
Propuso lo siguiente:
El voluntario participaría en n experimento científico en el cual sería hecho un pequeño corte en el pulso, lo suficiente para gotear sangre. Él tenía la posibilidad de sobrevivir, en caso contrario, fallecería sin sufrimiento ni dolor.
El condenado aceptó, pues era preferible eso a morirse en la silla eléctrica, además tenía una posibilidad de sobrevivir.
El condenado fue colocado en una cama alta de hospital y amarraron su cuerpo para que no pudiera moverse.
Hicieron un pequeño corte en su pulso. Abajo fue colocada una pequeña vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija.
El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria ni vena, pero fue lo suficiente para que él sintiera que su pulso fue cortado.
Mientras tanto el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo. Con el paso del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido.
Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió sin ni siquiera perder una gota de sangre.
El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra todo lo que le es enviado y aceptado por el individuo, sea positivo o negativo, y que tal acción envuelve a todo el organismo sea la parte orgánica o psíquica.
Esta historia es una alerta para que filtremos lo que nos envía nuestra mente, pues ella no distingue lo real de lo fantástico, lo cierto de lo equivocado, simplemente graba y cumple lo que le es enviado.
"Quien piensa en fracasar ya fracasó antes de intentar”
"Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante!
"He sido afortunado, nada en la vida me ha sido fácil” Sigmund Freud)
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