Las palabras son palabras, las creencias son creencias, todo ello son contenidos mentales, nada más... lo que vale es la acción, cuando los contendidos mentales se hacen realidad a través de nuestros actos, llevando lo que pensamos y hablamos a la vida diaria, a vivir la sabiduría de nuestra propia experiencia que es la que realmente tiene valor; solo así trascendemos hacia nuestra verdadera Esencia, al Ser Espiritual que somos; de lo contrario seremos tan solo seres espirituales de biblioteca, una de las paradójicas modas, muy usuales en la sociedad consumista y superficial en que vivimos.
Un gran ejemplo de vivencia es la solidaridad y el perdón.

Su Santidad el Dalai Lama le ha confesado: “Eres mi héroe; mientras que yo hablo sobre el perdón, tú lo has hecho parte de tu vida. Es un modelo a seguir maravilloso para los demás”.
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